MI EDUCACIÓN CRISTIANA
martes, 18 de diciembre de 2012
lunes, 17 de diciembre de 2012
ADVERTENCIAS SOBRE
LOS PELIGROS QUE AMENAZAN
EL HOGAR
EL HOGAR
(Génesis 27:30–35)
1. Los hogares son arruinados por el engaño (Gn.
27:30–35).
a) Engaños que causan una impresión errónea.
b) Engaños que arrastran a otros.
c) Engaños que arrastran a otros contrariamente
a sus deseos.
d) Engaños que aseguran un buen fin por medio de
métodos erróneos.
e) Engaños que traen desengaños.
f) Engaños que rompen o
sacuden la confianza.
g) Engaños que causan penas.
h) Engaños que causan amargura.
i) Engaños que son hechos para ganar ventaja.
2. Los hogares son arruinados por el divorcio,
que es contrario a las Escrituras (Mt. 5:31, 32).
3. Los hogares son arruinados por la codicia
(Lc. 12:13–15):
a) La codicia que piensa solamente en el yo.
b) La codicia que sólo busca acumular bienes
materiales.
c) La codicia que no sabe compartir con los
demás.
d) La codicia que es egoísta y nunca piensa en
la necesidad ajena.
e) La codicia que se aferra a un mundo material.
f) La codicia que desea las cosas para sí, y no
para Dios.
g) La codicia que usa a los demás de forma
equivocada.
h) La codicia que fue tan reprendida por el
Señor Jesús.
i) La codicia que engaña y lleva al engaño.
j) La codicia que arruina la
verdadera relación familiar (anécdota: un hombre bajito quería clavar un clavo
en una pared para colgar un gran cuadro. Se subió a una silla, pero no
alcanzaba la altura suficiente. Su esposa puso una caja de cartón encima de la
silla, pero como aún no era suficiente, añadió otra caja. Entonces el hombre,
balanceándose sobre toda esa pila, comenzó a dar algunos golpes inciertos al
clavo con su martillo. Su esposa le preguntó: «¿Por qué no le das uno o dos
buenos golpes y lo colocas?» A lo que él contestó: «¿Cómo puede un hombre dar
uno o dos buenos golpes cuando se encuentra sobre una base como ésta?» Se
necesita una base muy firme para poder dar golpes fuertes. Sólo aquellos que
están afirmados sobre una base sólida pueden dar verdaderos golpes fuertes).
CONCLUSIÓN: «¿No es cierto que ésta es la razón
para tanta predicación ineficaz en estos tiempos? El Dr. Forsyth solía decir
que los antiguos profetas decían «Aquí estoy yo», mientras que los modernos
dicen «¿Dónde estoy yo?» Cualquier duda o desvío de nuestra Santa Fe dada por
la Palabra de Dios nos llevará a dar golpes dudosos. Si un maestro o un
predicador tienen cualquier duda acerca de Dios, la Biblia, la experiencia
personal o la seguridad de la salvación, sus golpes serán ligeros e
insatisfactorios» (adaptado de R. Lee).
«Te invoco a Ti, mi Dios, mi
Misericordia, que me hiciste, y no te olvidas de mí, aunque yo muchas veces me
olvido de Ti. Te invoco a Ti de corazón, que has inspirado los deseos de mí
alma para que te reciban» (San Agustín).
«Cuando en nuestros corazones
arde el genuino deseo de que Dios sea el principio y el fin, la razón y el
motivo, la regla y la medida de lo que hacemos o lo que no hacemos desde la
mañana a la noche, entonces y en todo lugar, tanto si hablamos o guardamos
silencio, estamos ofreciendo todo nuestro ser al Espíritu eterno. Nuestra vida
viene de Él y es para Él, y estamos unidos a Él por aquel Espíritu de oración
que es el consuelo, el sostén, la fortaleza y la seguridad del alma, viajando, con
la ayuda de Dios, a través de la vanidad del tiempo hacia las riquezas de la
eternidad» (William Law).
[1]Vila, S. (2001). 1000 bosquejos para
predicadores (398). 08232 Viladecavalls (Barcelona) España: Editorial
CLIE.
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